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miércoles, 27 de agosto de 2008

El príncipe y la escatología galáctica


Había una vez, un príncipe que vivía en un hermoso castillo, lleno de montañas y pinos por doquier; sip, ese jovencito vivía en la opulencia y comodidad, pero no se sentía muy feliz, puesto que durante su cotidiano baño nocturno (en leche descremada de cabra) se puso a calcular la fecha en la que supuestamente se iba a morir, y según la aritmética usada, llegó a la conclusión que moriría dentro de 50 o 60 años. ¿Cómo es que el príncipe se puso a hacer semejante noticia bien cruda? Pues nada más se metió al internet a revisar cuál sería el destino último del universo, y es que de acuerdo a las teorías actuales de astrofísica, nuestro universo tal y como lo conocemos tendrá no una ni dos, sino muchas maneras de morir: el Big Crunch, el Big Rip, el Big Freeze (y otros Bigs que se podrían acumular gracias al Sabio Consejo de Ministros Ninjas, presididas por el mismísimo Rey).
El príncipe, acongojado y a punto de estallar en un estado de histeria, no tuvo más remedio que sacar su iPhone y llamar a un tal G.P., un joven pantera antropomórfico que estaba bajo las órdenes de la familia real, para que él y el muchacho felino pudieran entretenerse un poco en los aposentos reales del heredero al trono (de una manera no muy edificante que digamos). Es justo recalcar que mientras realizaban sus proezas entre "amigos", apagaron la luz y al no haber ventana alguna, el príncipe recordó que esa oscuridad, esa absoluta y fría oscuridad será todo lo que quedará del Universo (si es que se produce el fenómeno del Big Freeze), pero cuando G.P. le sopló su nuca, el príncipe recordó que debía hacer su tarea de Gramática Francesa...

FIN