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lunes, 23 de agosto de 2010

Doña Eufrosina y sus chalanes grises

Doña Eufrosina de la Macarena Salazar Villegas viuda de Peralmídez y Bobadilla (mejor lo dejamos como Doña Eufrosina) leyó una vez un manual con consejos para evitar ser raptada por los "grises" (sí, esos seres alienígenas cuyo color de la piel hace honor a su nombre), los cuales algunas eran las siguientes:
* Tener una fuente de luz como la que se usan para los cuartos de los niños.
* Un sistema de alarma antirobos.
* Un bate de béisbol (o algún otro objeto largo y contundente).
* Tener a la mano un celular o telefóno convencional para llamar a la policía (claro, el manual menciona que se le debe decir a los azules que hay gente fisgona por la casa, no extraterrestres porque sería el hazmerreír).
* Y claro, un librito de oraciones cristianas (no sé qué relación tenga una oración con una abducción pero bueno...).
El caso es que muy tarde, después de ver algunas películas de porno sado-lésbico de comedias con Jim Carrey, se dispuso a dormir, pero tiempo después, a las 2:46 de la madrugada, nota que alguién está dentro de su habitación y recibe un mensaje telepático, un misterio: -Venimos de la galaxia Felaid en son de paz-. Como el susodicho manual dice que los grises, para sus planes de rapto, usan la telepatía diciendo que vienen en son de paz y mamadas similares y que se recomienda agresividad para ello, que doña Eufrosina agarra el palo de golf de su difunto esposo y comienza a apalear a los grisas; a pesar de su ancianidad (96 años tiene la vieja), logra destrozar el cráneo de un gris, dejándolo moribundo y los otros dos se asustan y se agachan al tiempo que gritan telepáticamente: -No señora, por favor, plis, no nos maten, seremos tus esclavos si no nos siguen apaleando con esa vara, y por favor dejenos enterrar a nuestro colega muerto-.
A las 3:00 AM, vemos a Doña Eufrosina viendo como la pareja de grises entierran a su compañero en el patio de la casa de la señora, al tiempo que ella dice: -Muy bien, jovenchitos, ahorach que echtan bajo mi mando, quiero que me limpiech la cacha, echta muy suchia-
-¡SÍ SEÑORA!- gritaron mentalmente los grises.
-¡AH! y una cocha mách- bramó Doña Eufrosina -quiero que sean mis esclavos por el resto de mis días-.
-Oh, poss 'ta bueno, my lady- dijo uno de ellos.
Y es así como los grises (con unos burdos disfraces para humanizar tipo Zim) se convierten en los criados de doña Eufrosina, durante varios años, hasta que el gran arquitecto del universo lo llama a la longeva edad de 114 años. Después del funeral, los grises llaman a un taxi galáctico y se regresan a su planeta, para nunca más volver.

3 comentarios:

Ernesto R. (Choms) dijo...

Tan chistosos los textos, ¿has pensado en hacerlos versión gráfica?

Unknown dijo...

jajaja hoy atendí a una señora que se llamaba Eufrosina jajaja nunca me imaginé k fuera comun ese nombre =O

Pablo Cabañas dijo...

@Choms: Clarín cornetas que yes, pero mi compu anda de nena al no querer subir imágenes al blog (cosa rara, ya que sí lo puedo hacer por facebook), cosa que ya medio expliqué en posts anteriores. Todo esto se resolverá hasta que lo arreglen o consiga una laptop nueva, lo que ocurra primero.
:P

@Ernesto Moré: Es común, no tanto como en años anteriores pero sí, hasta tuve una vecina (difunta) que se llamaba Eufrosina.