lunes, 5 de mayo de 2008
El Fantástico viaje de Wolfgang
Wolfgang Gregory Patterson era un chamaco gringo de 12 años que vivía con su adinerada familia en una casona de lujo en Manhattan (NY), sus padres fueron el respetable museógrafo Dr. Lance Patterson y la siempre risueña srita. Candice Mary-Ann Patterson. Nos encontramos en abril de 1915 y al Dr. Patterson le avisan que se requiere de su especial ayuda para descifrar unos oscuros códices medievales en el Museo del Louvre, en París; el eminente señor sabe que hay una cruenta guerra en casi toda Europa, pero al saber que es una invitación especial del historiador Matthieu Tanneur, uno de sus mejores amigos, decide embarcarse para realizar las exhaustivas pero divertidas (bueno, para él) labores. La srita. Patterson le comunica a su marido si se aprovecha el viaje de trabajo para pasar unas vacaciones con la familia de ésta en Oxford (Inglaterra), a lo que el doctor -siempre tan amable- le dice que sí, pero siempre y cuando se lleve a los hijos: Frederick (16 años), Wolfgang y Gerald (8 años), desgraciadamente, a la pequeña Susan (6 meses) le es encargada con unos tíos de Boston (ciudad de origen de los Patterson), debido a una tremenda enfermedad. Llega fines del mes y el sr. Patterson consigue boletos para abordar en el RMS Lusitania, uno de los trasatlánticos más famosos y lujosos de su tiempo. Obviamente son tickets para viajar en primera clase...
Es así cuando llega el fabuloso 1° de mayo (Día del trabajo) y los Patterson van que vuelan para irse de una vez a divertirse: El doctor Lance "jugueteando" con los archivos junto con el dr. Tanneur y la esposa y los hijos campenando de lo lindo en una mansión inglesa; claro que no podía faltar las preocupaciones: primero y más que nada, la maldita Gran Guerra que estaba apenas comenzando a mostrar sus devastadoras consecuencias, y por supuesto, la preocupación de Candice con respecto a su marido, ya que éste se encontraría en zona de guerra; pero lo peor de todo, fue cuando una vez instalados en su camarote, revisaron el periódico y encontraron un pequeño anuncio pagado por la embajada alemana en donde se advertía de la posibilidad de torpedear barcos aún civiles sólo por el simple hecho de pertenecer a alguna potencia enemiga de los allegados al Káiser (El Lusitania era británico, y por ende, navío enemigo), pero bueno, "no creo que sean capaces de atacar a un barco lleno de puros civiles", le decía optimistamente Lance a su mujer.
En el "Lusitania" se encontraban varías personas importantes de los USA, como el filósofo Elbert Hubbard (tío adoptivo del fundador de la Cienciología), el ingeniero Frederick Stark Pearson, el deportista billonetas Alfred Gwynne Vanderbilt, y por supuesto, la espléndida socialité Andrea Donnovan, acompañanada de su lacayo, Mr. Gugles; esa srita. Donnovan era en realidad una oscura sacerdotisa cuyos planes consistía en reinar por todo el mundo a través de la magia negra y decidió embarcarse de una buena vez para conseguir unos extraños grimorios ocultos en un convento de Rávena (Italia); "La guerra no es un impedimento hacia mis grandilocuentes metas, ese estúpido káiser y los imbéciles británicos y franceses no me impedirán conquistar al mundo" se jactaba la lujosa (y guapachosa) bruja.
El navío de la Cunard partió de Nueva York ese mismo día en medio de una inmensa alegría para los pasajeros, pero en el fondo de sus corazones existía un espantoso temor hacia los posibles actos bélicos de los teutones. Pasaban los días y durante el trayecto los hermanos Patterson de divertían en la cubierta, mientras sus padres charlaban con los miembros más refinados de los USA y de Gran Bretaña, pero a Wolfgang le gustaba más pasearse por el interior del "Lucy"; pero en una noche, observó a la millonaria bruja entrando a su alcoba con un extraño libro entre sus brazos, pero como la puerta no se cerró bien, aprovechó para mirar los siniestros ritos de Miss Donnovan. En ella, Wolfgang pudo ver como ella se comunicaba con unos extraños seres a través de un mini-agujero negro ("portal negro", diría más tarde), anunciándoles que se requería de su ayuda para la búsqueda de los libros malditos, mientras tanto, le provocó un tremendo pánico al jóven que decidió no contar a sus padres y hermanos lo que vió...
(continuará...)
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