Sueños nucleares

Hace unos días, soñé no una sino dos veces un holocausto nuclear. El primero fue más o menos como si fuera una película, las bombas atómicas estallaban y entre cada uno de esos veía imágenes de gente muerta en el suelo, junto a los escombros -incluido un bebé-, lo más raro es que no se veían tan "gore", supongo que mi delicadeza hacia ese tipo de imágenes (lo admito), pero bueno, como decía: el caso es que al final veía a dos niños -hermanos más bien- con apariencia de conejos, en donde el pequeño lloraba por la muerte de sus padres y el grande le reclama casi a insultos que se aguantara, sin saber -excepto yo que era el espectador- que morirían pronto a causa de la radiación...

(En eso me despierta mi mamá para avisarme que se iba de viaje a Mérida, y nos daban las instrucciones pertinentes mientras estaba fuera, eran como las 5:00 AM, después de eso me volví a dormir).

En ese otro sueño, retomóse el tema de la extinción a causa de la guerra atómica y a diferencia de la anterior, no tenía más recuerdos, salvo porque me encontraba en un enorme salón (que luego identifiqué como el salón principal de la Casa de la Cultura de Valladolid) y había un chavo -que estudia conmigo en la Normal- en donde decía que debemos de salvarnos y que lo peor de la sociedad vallisoletana (mencionó a dos maestros de la prepa que me caen gordos) ya estaba muertos...

(En eso me despierta mi celular, ya que tenía que ir a la primaria a trabajar y enseguida toda la parafernalia postdespertada: vestirse, ponerse los zapatos, cepillarse, etc.).

Ese mismo día, el tema del holocausto nuclear me hizo pensar, no mucho como para angustiarme, sino lo suficiente para pensar: ¿Será posible que todavía estemos a salvo de las armas atómicas? Bueno, la Guerra Fría ya terminó, así que se supone que ya nos salvamos...

¿o no?