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domingo, 2 de agosto de 2009

Querida: hay un guerrero en nuestro sofá (VI)

Como a eso de las 8:00 de la noche, el -ya no tan- buen Silph avisó a la familia Patterson Gómez sobre unos asuntos necesarios para él.
-Bueno familia, he decidido llamarles para decirles una verdad: me quedo aquí de manera indefinida, hasta que yo lo considere-
-¿Pero a qué se debe esta decisión?- dijo Concha.
-Chi cheto, explicanos esto por que la neta esta noticia nos cayó como balde de agua fría- agregó Wolf.

-Pos miren, ahora tengo un delicado problema en mi planeta, y por eso decidí pasarme unas vacaciones hasta que mis asuntos hayan desaparecido-.
-Y no estaría mejor que nos lo contarás, digo, podríamos ayudarte- exclamó la maestra Concha.
-Errrr, no creo, es algo que ustedes no entenderían, ya sabes, cosas de guerreros- replicó Silph.
Y Concha continuó: -Bueno, sería mucho más entendible si tú nos dices de qué se trata, porque eso de venirte a nuestra casa dizque para descansar cuando en realidad nomás estás ocultando algo, como que es...-
-¿Como que es qué, como que es qué?- bramó Silph.
-Como que hiciste algo indebido y estás ocultándote de la justicia, o algo parecido- contestó Wolfgang.
-Ahh, ¿con que ya sabes el asunto? perro metiche- dijo groseramente Silph, a lo que Concha le reviró: -Oyeme, a mi esposo nadie le dice "perro"...-
-...sólo "lobo", que es algo parecido- agregó Mónica.
-Tsssch, tú calla- dijo Concha y volviendo a Silph le habló: -Escuchame, no sé que te está pasando, pero durante todo el día has estado como molesto y tenso, no sé qué escondes o qué hiciste, pero recuerda que si tienes problemas, podemos ver como ayudarte-.
-¡YO NO TENGO PROBLEMAS! ¡SÍ! Estoy muy tenso e infeliz, y ustedes, en vez de ayudarme, deberían de aguantarme, no, por algo soy el huésped- bramó Silph.
-Escuchame, eso de aguartar tus amarguras no nos parece correcto, suficiente hemos acogido a tí para que descanses mientras duraban tus vacaciones o lo que sea, te estás portando muy grosero y antipático con nosotros, no sé qué mosca te picó, además, si hiciste algo o qué se yo, mejor resuelvelo tú por tu cuenta- discursó Wolfgang.

Todo eso fue suficiente como para que Silph ya se encabronara con la familia, a lo que le respondió casi a gritos: -¡¿PERO ES QUE TÚ NO ENTIENDES, PEDAZO DE BESTIA!? ESTOY MUY INFELIZ AHORA, SÓLO LES PIDO QUE ME AGUANTEN Y ME APOYEN Y ME OBEDEZCAN EN LO QUE YO DIGA-. Esto fue suficiente como para que el pobre Wolf se asustara del musculoso muchacho.

Y además Silph agregó: -¡Ustedes son unos desgraciados, nunca me apoyan en nada!
Sin duda alguna, estaba no solo molesto consigo mismo, sino también con todos ellos, era como para que en cualquier momento el joven guerrero se dispusiera a matar a diestra y siniestra a todos los Patterson Gómez, y mientras las discusiones seguía y seguía. Claro, Silph negaba proporcionar información o explicaciones sobre el porqué de sus molestias, y mientras más le reclamaban los humanos, más se ardía, hasta que el pequeño Gregorio quiso acercársele y le dijo: -Se-se-señor Silph, yo creo que...-
-¡TÚ NO TE METAS! ¡SUFICIENTE TENGO CON TUS ESTÚPIDOS PADRES COMO PARA QUE VENGA TÚ, CHIQUILLO PENDEJO!- lo interrumpió salvajemente al tiempo que el pobre niño se asustara con vergüenza.

Y continuó: -¡¿PERO ES QUE USTEDES NO ENTIENDEN?! ¡ESTOY ENCABRONADO CON TODOS! ¡ME SIENTO INFELIZ Y USTEDES SÓLO INSISTEN EN ESTORBARME! ¡SON UNOS MALVADOS MALAGRADECIDOS QUE SIEMPRE ME ANDAN CHINGANDO CASI TODO EL MALDITO TIEMPO!-
En efecto, Silph ya había pasado el límite de la cordura, ahora era frío, egoísta, grosero y cínico.

Silph ya estaba muy molesto, que molesto, ¡ENCABRONADO!, hasta comenzaba a decir puras incoherencias, pero no sabía que se encontraría con la horma de sus zapato:
-¡Y usted, vieja gorda, espero que haga su trabajo como deba de ser, malvada flojona!- berreó Silph a lo que ella respondió: -A ver, acercate para que te dé un buen castigo-.
-JAJAJAJAJA, ¿Castigarme, a mí? no la chingues, ¿ya se te olvidó que soy uno de los mejores guerreros del universo y puedo acabar con este maldito planeta en un tris- se burló Silph, hasta que Concha alcanzó tomar de su patilla izquierda y lo jaloteó diciéndole: -Ah, ¿con que soy una floja y una vieja gorda, no?-
En efecto, nuestra maestra de primaria logró calmar a Silph, pero ese no era el final, sino el comienzo de su castigo.

-Oye, Concha, me duele, ¡ouch!- decía Silph y continuaba: -Por favor, sniff, ya sabes que todo era una broma eso de mis groserías, jejejeje, no es como para que jales mi oreja-
-Será tu patilla, estúpido, fuiste muy grosero y tú en vez de dejarte para que te apoyemos, nos querías a un lado, ¿no? Ahora, recuerda que como estás en casa ajena, nosotros te podemos castigar por tus desmanes, muchachito malagradecido- bramó Conchita.
Debido a ello, se llevó a Silph al sofá de la sala y en presencia de Wolf y de sus hijos, lo recostó de tal manera para que le diera una buena tunda al estilo antiguo, ya sabrán en qué parte del cuerpo fue castigado el pobrecito soldado:

Ya pasado el penoso incidente, nuestro héroe se encontraba en la bodega del patio, pensando en las tonterías que protagonizó hace un buen rato.
-Soy un tonto, que digo tonto, ¡Pendejo! Me porté muy mal y grosero con esta familia, la neta no debí hacer esas payasadas, si no quería que ellos me ayudaran era porque no quería involucrarlos en mis asuntos, pero supongo que no habría ningún problema si les digo la verdad-

Así estuvo un buen rato, sin dormir, hasta que ya en el amanecer, se encontraba en la cocina de la casa, triste y avergonzado

De repente, llega Wolf en batas y observa a Silph achicopalado en la mesita. Al principio no se dicen de palabras, y claro, Wolfgang todavía está molesto por lo de anoche y durante unos segundos observa al soldado greñudo y nota en su desplante un dejo de arrepentimiento, pero se va para su habitación y Silph le dice: -Siento muchísimo haber causado una noche amarga, es mi total culpa, la verdad no sé qué pasaba por mi mente como para maltratarlos así sabiendo que ustedes en realidad si me han apoyado, sobre todo desde el Torneo Galáctico-.

Wolf lo mira con indiferencia y antes de retomar su camino, Silph agrega: -sabes, si la razón del por qué no quería que me ayudarán, era por no involucrarlos, que me perdonen, sniff-. En efecto, Silph estaba arrepentido de todo corazón y admitió sus idioteces que hizo ayer; al ver Wolf como los ojos del guerrero se estaban poniendo vidriosos y escuchó unos leves gemidos de su hocico, comprendió que se encontraba muy urgido de perdón.
-Sabes muchacho- le dijo -Supongo que al fin y al cabo eso lo dices con total sinceridad, y admites tus errores y eso lo tengo que valorar-.
Acto seguido, se acerca a Silph y lo abraza, mientras rompe a llorar diciendo "gracias, señor Patterson"; desde las escaleras que dan a la puerta de la cocina, ahí está Concha observando la telenovelesca escena, y sonriendo puesto que ya Silph logró reconstruir su compostura.

Ya en la mañana, como era un buen sábado, la familia decide llevar a Silph a un campo muy alejado de la gran ciudad, para que nuestro joven gladiador pudiera ya salir de la casa (claro que para eso, lo tuvieron que esconder en la parte trasera de su van, bajo una sábana medio sucia), y justo ahí hacen un buen picnic. El lugar a donde fueron era una hacienda abandonada, y como estaba muy metido en la maleza, pudieron acomodarse bajo un frondoso árbol y todos comieron una ensalada fría, panes con mantequilla, pepinos con queso cottage, jícama y zanahoria con limón y chile, y bastante horchata.

Un rato después, mientras Concha se fue con los niños a visitar una lagunita cercana, Silph y Wolfgang caminaron un ratito, platicando de muchas cosas, como está a continuación:
-¿Te acuerdas cuando tú pusiste ese ridículo baile para que pueda entrenarme justo antes de mi segunda competencia en el mentado Torneo?- Dijo Silph.
-Sí, como olvidarlo, tu no querías y luego ese payaso de Elías dijo que como era el más machín, también lo iba a hacer, y lo hizo- contestó Wolf y agregó: -y luego cuando ya estaba por terminar, que se tropieza el muy pendejo y cae sobre Bolta, jajajajaja, no lo olvidaré nunca-
Y Silph le pone: -No, si la cosa no terminó ahí, luego Bolta y Elías comienzan a pelear y el mamerto de Bolta le da sus golpes al chango ese, y después va con el maestro Blitz y llorando dice que lo molestaron, ay, jajajajjajjaj, ese Elías, es una comedia viviente-
-Si cierto- dice Wolf -Ese mono, sólo porque lo hicieron General en su planeta adoptivo, se cree la divina garza, lo bueno es que hace tiempo que descubrieron que es un humano como nosotros y lo mandaron acá, jejeje-
-Jejejeje, sí, pero no se te vaya a olvidar una cosa, lo importante es que jamás debemo...-

-Silph, ¡Silph!, ¡¿qué pasa?! ¡¿Por qué pusiste esa cara?!- exclamó Wolf, al tiempo que seguía contemplado la cara paralizada del guerrero; perplejo, el burócrata sensei mira hacia la misma dirección que él y descubre el por qué del susto:

Sí, con sus cabellos parados hacía atrás y una camiseta muy azul, era ni más ni menos que el mismísimo Arstok, quien ha estado buscando a Silph para reprenderlo.

(continuará)