Hoy les voy a cometar de un suceso que me pasó hace algunos años, para ser más exactos en el 200?. Ahí va la historia:
Estaba caminando plácidamente por las calles del barrio de la Candelaria, un lugar con un enorme potencial turístico y bagaje cultural, siendo de noche, más sin embargo no me preocupaba que se me aparecieran bandidos y pelafustanes drogados, ya que cuando camino siempre pienso que estoy saltando como un tierno corderito en mi mundo de caramelo (lalalalala), cuando (ejem...) ¡CUANDO DE REPENTE! salta ante mi cuerpo material una extraña y horrible criatura con un aspecto de amoniaco demoniaco, un ser que podría describirlo como un caballo-camello con alas de murciélago y patas de Don Ramón chichicuilote, observé muy bien al ente extraño y hurgé en mis pensamientos qué criatura podría ser y (tono de orgasmo) ¡Oh sorpresa! estaba frente a frenta con un lindo Demonio de Jersey. Como no todos los días se topa uno con un críptico, pos que me acerco le acaricio la cabeza y en eso abre su hocico ¿para morderme? Uy, que va, me lamió mi mano y se portó muy amable conmigo, y luego supe que el Demonio de Jersey no es tan demonio como nos lo pintaban; lo que hice fue sencillo: lo lleve a mi casa y se convirtió en la mascota oficial durante un tiempo, recuerdo que una vez lo llevé a pasear al parque principal y todos estaban asombrados de ver a este animal frente a sus narices, y que luego una gorda señora que le avienta unas papitas pensando que era un gigantesco buitre y que el Demonio Jersey le muerde en un glúteo, jajajaja, lo recuerdo y todavía me da risa, sobre todo cuando disparó sus caquitas a la policía como si fuera una ametralladora, ah, que chida persecusión, todavía cada Navidad le mando una canasta de frutas a la vieja esa por hacernos pasar un rato bien chido con la policía, los judiciales, el ejército, los scouts y uno que otro chiclero.
Otro recuerdo relacionado con mi Diablito fue cuando estaba caminando cerca del Cenote Zací (está dentro de la ciudad, ojo) una agradable tarde del sábado, y no sé cómo pero ahí estaba el críptico gringo comiendo marihuana que algún motorolo dejó por allá y luego se veía tan "feliz" que comenzaba a volar, y que me montó en él y me lleva ni más ni menos que a Cancún. Por mera casualidad, me deja cerca de la casa de un tío mío y veo como el Demonio Jersey (o "Jersie" como lo bautizé) se aleja; me quedo a dormir con mis familiares y al día siguiente, justo cuando me disponía a viajar en camión, que se me aparece "Jersie" lleno de lápiz labial, brassiers y tangas femeninas -sí, el muy pillo se fue a las discotecas de la Zona Hotelera-, y pues que volvemos a Valladolid.
Desafortunadamente, un par de meses antes de la llegada de Spunky a la casa, le dí un poco de agua a "Jersie" después de sacarlo a pasear, y que me llama mi papá para no-sé-qué cosa, volteo la cabeza y al no obtener respuesta, me reincorporo nomás para ver como esa criatura se va volando y graznando. Así como apareció, así se fue: tan rápido como el viento, sniff.