Paco Pacorro es una lagartijo, vive detrás del librero de mi cuarto (bueno, nuestro cuarto, lo tengo que compartir con mis hermanos) y a veces se esconde en unas cajas de zapatos que se encuentra debajo del armario. Al comunicarme telepáticamente -de forma telepatética- con la Reina de los changos magos (si, la misma raza a la que pertenece el general Elías y el capitán Jeremías), me chismeaba que ese lagartijo se había juntado con Carlos Alberto Montaner para espiarme, y así comprometerme falsamente con un golpe de Estado contra el recién electo presidente de Paraguay, el ex-obispo Fernando Lugo.
A pesar de la seria advertencia de la Reina Leloka (así se llama, no me digan nada), decidí dejar en paz al lagartijo, ¿en qué me basó para decir esto? En que el pobre reptil tiene el cerebro tan jodido de tanto leer los mamótetros de Luisito Pazos, Tomasito Clancy y Jackie T. Chick (lecturas very cultivadoras, gyork, gyork, gyork...) que nomás anda repitiendo "soy un niñito de catecismo, soy un niñito de catecismo", andando y andando por todo el cuarto muy desorientado. Por eso le dije a S. M. Leloka I: "Vida adorada, su excelencia, no se preocupe por Paco Pacorro, el pobre está tan confundido que simplemente no representa peligro para el curso del Universo".
Moraleja: Si quieres tener un buen esclavo, no le chingues su mente, porque luego luego no sabrá qué debe de hacer.
jjajajajajajajajaajajajajajajajajajajajajajajaja
ResponderEliminarmuy bueno
ja